La tradición de poner el nombre de los números es costumbre de esta terreta, Alicante o como mucho de provincias limítrofes. Era cosa de "los ciegos" que solían vocear los números que llevaban a la venta. Llamaban a cada número por su nombre, de acuerdo con las dos últimas cifras, cien nombres que el pueblo alicantino conocía y que los más aficionados al sorteo sabían de memoria. Es una tradición que se está perdiendo porque "los ciegos" de los cupones ya no cantan tanto por las calles pero aun hay quien les pide el número por su nombre. Esto es una muestra más de las costumbres, el carácter y humor de la gente.
...En Alfonso el Sabio, los tubos de escape de los autobuses rojos rugen. «La mamella, la bacora, la Mort», canta un ciego en la esquina del Banco de Alicante, frente a la puerta principal del Mercado Central, donde antaño estuvo el cine Capitol. «La mamella, la bacora, la Mort». Los ciegos alicantinos le han puesto nombre a los números: El Galant, El Xiquet, La Pebrera, la Revolució, la Punxa...
(Mariano Sánchez Soler, La ciudad transparente: Alicante, 2003)
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